CUADRO DE VAN GOGH
Hace ya unos cuantos años, inicié la carrera de filosofía.
Año pésimo, he de decir, pero como en todo, siempre hay algo que queda de bueno. Ese fue mi grupo de estudio.
Éramos tan distintos, en teorías, creencias, formas de vivir la vida, formas de afrontar los problemas, que no entiendo aún muy bien como llegamos a llevarnos tan bien.. sin embargo, años después, aún recuerdo esos momentos.
Sobre todo éramos tres, distantes como los ángulos de un triángulo. El The Cure (con el cual compartia gustos por la música), el existencialista o niño bien o el techno(al cual les puse yo los nombrecitos y compartía el gusto por el arte, aunque en vertientes muy diferentes) y la campanilla, bruji, depechera, la pasionaria o boop (nombres que me pusieron entre estos dos) . El total del grupo éramos seis, a veces ocho, pero estos tres vértices tan distantes y al mismo tiempo tan visionantes (si me permiten inventarme el término) el uno del otro, eran de alguna manera los que revolucionaban al resto.
El the cure, con su frase tipica «yo paso» … pero solo era una frase porque luego no pasaba. El existencialista, tan «arrojado al mundo» con ese deje de tristeza, o melancolía, en que nada ere esencia, sino todo existencia, pura y dura como la amargura jajaja (cuando le decía esta última frase lo sacaba de sus casillas), y yo, puñetera, alegre, fiestera, mimosilla, coqueta, y sentenciadora, reivindicativa… y por sobre todo discutidora, y algo payaseta.
Y asi, estos dos personajillos, junto a Pedro, pasaron a ser durante unos meses importantes para mi.
Y ahi estaba él, recuerdo que el episodio más triste de mi vida se dio ese año, durante las navidades. Cuando llegué a la universidad después de la vacaciones, ahí estaba él y Pedro. Éste último dijo una de sus incongruencias para variar, sin embargo, en la primera reunión de estudio, noté que el existencilista, no me quitaba ojo de encima… quizás estaba más callada de lo habitual… no sé. Al día siguiente, sin preguntar, sin saber si quiera que pasaba me trajo un bombón, y me dijo: «no sé que te pasa, y presumo que no me lo vas a contar porque no somos amigos, pero solo te diré que prefiero que me llames niño bien durante todo el día, antes que ver esa mirada que traías ayer, mientras tu boca calla, y tu cabeza solo asiente en vez de buscar algo que me saque de mis casillas. Recuérdalo, hoy quiero discutir contigo»
Bonito gesto, que hizo que se metiera para siempre en mi corazón.
A eso llegaron unas cuantas tardes de estudio en su casa, con todos sus artilugios fashions jajaja, sus amigas pijas que constamente venían a visitarlo, y su eterna madre con la cual me llevé genial desde el principio.
Yo casi siempre me tiraba en su cama a leer el temario por supuesto después de compartir un café o té con su madre y jugar un ratito con el perro para preparar todo, él se ponía delante del ordenador organizando, y con sus frases típicas de angustia, no lo voy a conseguir, no puedo, no da tiempo, bla bla bla… luego siempre salía muy airoso de la situación.
Luego empezaban los temas, y zas, discursión tras discursión, siempre con respeto, en el que siempre me acababa diciendo, es «que tú eres una campanilla no vives en un mundo real» y yo le decía, «supongo que tan poco real con los pesimistas existencialistas», el replicaba «los existencialistas no son pesimistas» yo me reía, él proseguía «debes entender que el hombre se hace a si mismo por medio de sus elecciones libre» a lo que yo contestaba, «entonces porque no elegir ser feliz?» él contestaba, «es que todos quieren ser felices pero las circunstancias a veces oprimen» me volvia a reir, y entonces le decía «con lo cual, el hombre no hace tantas elecciones tan libres, y por tanto, no se hace así mismo sino que entre sus elecciones a veces obligadas y el entorno, es lo que crean ese yo que de alguna manera no acaba de ser feliz, si a esto le añadimos la esencia de cada ser pues… » en seguida se disparaba «esencia, la esencia no se puede definir, no puedes entrar en terreno movedizo …» lo cual provocaba una carcajada en mi, y una respuesta… «pues yo veo tu esencia, y aunque seas un niño bien no me desagrada, sin embargo tu existencia me parece mediocre» así que el siguiente gesto era lanzarme una almohada a la cara, a lo cual venía corriendo su perrito a defenderme jajaja.
Me costaba reir en esa época, tanto como llorar, o ser «la pasionaria» como decían ellos por la pasión que ponía en discursiones, así como en otros ámbitos de la vida, sin embargo, ir a su casa me motivaba, quizás era lo único que me motivaba, quizás era lo único que me hacia sentir viva.
Era un ser especial. Nunca llegamos a ser grandes amigos, entre otras cosas nuestras parejas lo impedían, siempre discutiamos, hasta para sentarnos a comer, sin embargo, siempre nos despidiamos con un abrazo, y besines, siempre cuando yo no estaba del todo bien, había un gesto de cariño, un mimito sin preguntar, cuando decidí que no podia seguir con mi mundo, la carrera, el trabajo y mi pareja, que todo se me hacía grande, él fue el que llamó cada día para decirme que no abandonara y ofrecerse a ser él el que viniera a casa a ayudarme.
Ni una falta de respeto nunca, si la discursión se iba de las manos, no nos íbamos hasta que no quedaba aclarado, cada uno ofrecía su punto de vista respetando al otro, y siempre, siempre había una muestra de cariño y un pequeño detalle que denotaba que realmente habia cariño.
Luego se casó, desapareció de mi vida, pero no me sentí dolida, siempre he pensado que aunque duela mucho o eches de menos, hay que dejar que las personas sean libres, que vuelen donde les apetezca, y que algunos te mantendrán para toda la vida, los que verdaderamente son amigos, y otros solo estarás con ellos en unos ciclos de su vida, aquellos que quizás te tengan cariño o aprecio, que son más que conocidos pero no llegan a ser amigos. Cumplirán una función en tu vida, y tú en la de ellos, y luego partirán, levantarán su vuelo con su verdadera manada.
Él fue una de estas personas, ahora nos reencontramos, hemos compartido unos meses, y se vuelve a donde ahora vive. Sé que pese a las palabras, desaparecerá, sin embargo, aunque desaparezca, siempre de alguna manera estará conmigo, pues aunque él no crea en la esencia, su esencia impregno mi alma de muy buenos momentos, los únicos buenos momentos de ese desastroso año.
Que seas feliz.
Besines