Últimamente aparece más de lo que quiero, la impaciencia por quererte, la impaciencia por tenerte. El tiempo del universo o Dios existe, pero no puedo soportar tener que esperar día tras día sin tener la certeza de cuándo pasará o incluso, de que nunca pase.
Entre la impaciencia cierro mis ojos y escucho tu silencio que día tras día me enseña la verdad. Trato de ser honesta conmigo misma y hablarle a mi yo, diciéndome que eres imposible, que no mereces o que no te merezco yo, pero entre mi conversación muda aparece tu imagen y recuerdo el primer día, también el último, tu olor, tus expresiones, tus conversaciones y me rindo ante la idea de que desde el primer momento te guardé en mi alma y sigues ahí desde ese instante, aunque sea ahora cuando observo lo más lindo de ti.
Pienso en cuántas cosas podría haber hecho de forma de distinta, a veces porque estaban mal, otras por miedos, pero si hubiera hecho algo distinto, hubiera fingido ser quien no soy y lo importante es que me aceptaras a mi.
En el silencio pido señales de saber si estarás o jamás vendrás, señales que me hagan seguir en tu camino o coger otro totalmente distinto. Pero esas señales no llegan.
Y habla tu silencio, habla mi verdad, habla la imposibilidad, habla la realidad diciendo que te tendré que querer cada día como si estuvieras a mi lado, aunque en verdad siempre estarás lejos. Te tendré que querer sin tenerte.
A veces, sólo a veces, te das cuenta cuánto amas a alguien justo cuando decides apartarlo de tu vida.
No hablo de un amor pasional, no hablo de una atracción, curiosamente tampoco hablo de amistad, …, hablo de ese sentimiento que va creciendo dentro, sin darte cuenta, que interpretas como cariño que se desarrolla quizás por el roce del tiempo compartido y a pesar de que sepas que por el otro lado no exista ese mismo sentimiento o, que incluso, exista otro sentiemiento negativo hacia ti.
Hoy me he despedido de alguien así, alguien que justo en el momento de decir «nos vemos en la siguiente vida^, me he dado cuenta del cariño inmenso que le tengo y que realmente no quiero perderlo en esta vida, como ese pequeñajo que irrumpió en mi vida y con el cual tuve serias dudas antes de contrarlo, como un hermano o el hijo que siempre me hubiera gustado tener, como.el pequeño hombre que ha ido creciendo en mi vida bajo mis ojos de admiracion y de orgullo, como alguien del que siempre he presumido. Ese sentimiento de no quererlo perder a pesar de ser yo la que ha iniciado ese adiós, me ha dejado paralizada unos instantes.
¿¡Qué está sucediendo aquí!? ¿¡Por qué ese desarrollo de sentimientos fuertes por alguien que ni le caes bien o que ni siquiera te respeta como ser humano!? ¿Por alguien que aún mostrándole que no mientes, excusa el comportamiento nefasto de otro ser que te está haciendo daño y esta levantando falsos testimonios sobre ti?
¿No me valoro? No, yo sé que me valoro mucho y estoy muy segura de mi misma.
¿Soy masoca? No, yo sé que odio el sentimiento de dolor y lo rechazo totalmente.
¿Entonces qué pasa contigo? Quizás que siempre doy mi corazón de forma genuina y sin condiciones a todo el mundo, sin esperar nada a cambio y a pesar que no lo merezcan, o incluso sabiendo de sus desprecios.
No es falta de amor propio, no es falta de seguridad, simplemente es que no sé hacer nada sin amor, que no sé hacer nada sin pasión, no sé hacer nada sin sinceridad, que no sé hacer nada sin poner todos mis sentimientos en ello, quizas porque el amor y la pasion que desprendo por todo. incluso por lo enemigo, no creo que me haga mas débil, o más fácil, al contrario, creo que me hace vibrar más, con más intensidad y tener mas amor por mi misma. Quizás lo único que espero es lealtad, sinceridad y respeto, sólo eso y, cuando eso falla como ha fallado, el dolor es inmenso.
Aún así, no me esperaba ese sentimiento de pérdida arrollador.
Me ha dejado literalmente pasmada ese miedo al decir adios, de saber que no seguirá en mi vida. Pero así debe ser.
Ahora debo empezar otra vida en la que voy a por el éxito sin descanso. Dejo en esta etapa todo lo que no está conmigo, a todos los que no creen en mi. Me esperan meses fríos y de cansancio pero sé que entre esa lucha en algún momento tu recuerdo será una luz y seguiré estando súper orgullosa de ti aunque también dolida contigo.
Siento profundamente quitarte tu corona de Rey que yo misma te puse, no la mereces, pero igualmente que sepas que me voy con una decepción pero también con un inmenso amor hacia ti.
Es como un grito desgarrado que sale desde el estómago. Es como llagas que arden muy dentro. Es como estar en una jaula en la que se estrecha el espacio. Es como querer sentir calor cuando te estás congelando.
Querer seguir volando cuando ya no tienes alas.
Es sentirte despegado, aislado del mundo. Es estar encerrado por barrotes del olvido. Es siempre dar sin recibir nada a cambio. Es tener que sofocar los fuegos que arden dentro. Es no poder quemarte aunque quieras arder en ellos.
Querer seguir volando cuando ya no tienes alas.
Es como morir viviendo, es como vivir sin vida. Es como apagar el botón de todo sentimiento. Es como despertar cuando aún tienes sueño. Es frialdad cuando necesitas aliento. Es no estar en todo y vivir en la nada. Es como mirar tras el crital, la vida de otros.
Es querer seguir volando cuando ya no tienes alas.
Cuando están apunto de cerrarse las persianas ante los luceros, de cerrar el candado hacia el camino, de apagarse las luces y enmudecer los sonidos es cuando descubres la intensidad de lo vivido.
Antes andabas, corrías, cantabas, llorabas y reías pero es ahora cuando le das luz, ojos y energía a todo lo que vivías.
Ahora cuando el telón se está bajando es cuando oyes más fuerte los aplausos pero también retumba más fuerte los errores en tus pasos.
Ahora es cuando gritas, lloras, disfrutas, padeces, ríes y saboreas desde las raíces de tu pelo hasta las uñas de tus dedos. Ahora…
Ahora es cuando tus pasos arrastrados brillan, saltan y descubren que es mejor no pararse, ni permanecer encima de una piedra con punta cortante.
Descubres que siempre, puede finalizar mañana, en una hora, en un minuto y tomas bocanadas de aire que te hacen sentir más vivo de lo que nunca soñaste.
Temes a cuando cesen los aplausos, el dolor, sientes rabia e incluso pactas tiempos perdidos y piensas que, cuando partes hacia el exterior, siempre hay gente ayudando y te espera fuera mucha luz y unos brazos, pero no sabes si cuando el viaje va a un lugar desconocido, habrá luz, alguien o algo esperando.
Ahora te aferras a la vida, vives los sueños, cantas a pleno pulmón, descubres corazones que antes ni miraste, lloras con el alma, ríes desde el corazón, sueños con lo posible y le das color a lo imposible. Descubres en tu interior capacidades anestesiadas, escribes, pintas, compones y sobre todo amas. Ahora ….
Ahora tu camino tiene brillo aunque al final haya oscuridad, ahora vives, vives ¡Vives!. Das tus pasos con las sonrisas más amplias, abrazas, das fuerza a los que te rodean, extiendes los brazos hacia la nada y respiras.
Ahora que eres infinitamente más débil, se te ve más fuerte. Ahora…
Vives en un cuarto oscuro y, cuando encuentras una salida, entras en otro cuarto más oscuro y más pequeño. A veces falta aire, tiempo e incluso energía para encontrar una nueva salida pero lo que nunca falta son sueños… porque sin un sueño dejas de luchar y te rindes ante la adversidad. Por eso busco desesperadamente un gran sueño antes de que se acabe mi tiempo. Un sueño… Un pequeño sueño…
Y si sólo quiero ser llama de un instante. Y si no quiero ser el respirar de tu vida, si tan sólo quiero ser el momento que paralice tu aire. Y si quiero ser latido fuerte y doloroso de un instante y no ritmo falto de vida. Si no quiero ser lágrima de años si no gemidos de días. Y si no pretendo ser las esposas de vida si no llaves de momentos. Y si no sé caminar si el fuego no camina conmigo.
Ya no sé qué es perder el control.
¡Todo es tan diferente! ¡Soy tan diferente!
Me cuesta sonreír como antes, también llorar como antes.
Mi corazón parece relentizado en una habitación oscura y mi garganta cerrada frente a las palabras que quieren salir pero no lo hacen.
Así finjo los días felices con muecas de sonrisas.
Espero que te vayas en vez de verte regresar. Me escondo en faenas y deberes para no mirarte a los ojos.
Cumplo, sólo cumplo con lo que se espera hasta que llega la noche y, entre sueños, vuelvo a sonreír, a gritar, a llorar, a desear.
Tú mataste quien yo era y yo me dejé morir y yo ya no sé qué es perder el control. ¡Todo es tan diferente! ¡Soy tan diferente!.
Me cuesta sonreír, también llorar… y mi garganta cerrada desea no ser invadida por tu aliento, para no tener que reprimir el salir huyendo y simplemente fingir.
Me cuesta sonreír como antes, también llorar, a veces me cuesta respirar y mi garganta cerrada no deja salir las palabras que quiero decir: «Esto es el fin» , las palabras que no quieres oír.
Así que simplemente se trata de fingir, ¡pero me cuesta tanto sonreír!
Ya no sé qué es perder el control.
Un sueño se filtró hoy en mi cama y por fin pude reconocerte en él.
Tu boca grande e intensa no era una línea de frialdad, no se abría sólo para hundir, criticar o pedir. Era igual de intensa pero sonreía, amaba, jugaba y estaba siempre relajada. ¡Eras tan feliz! ¡Era tan feliz!
Me pregunto porque en la vida real todo es tenso, deprimente, reproches y rechazos cuando en sueños te acaricio, me acaricias sin parar, reímos, jugamos, nos divertimos y deseamos.
Un sueño se filtró hoy en mi cama y por fin pude reconocerme en él.