Yo lato, no maquino

13 con logotipo ena4

Está claro que vivimos en mundo donde cada vez funciona más la cabeza dejando de lado todo sentimiento, todo aquello que viene del corazón. Cada día así, vemos actos más deshumanizados pues actuamos como computadoras, en la que nada, ni nadie importa, sólo el fin que queremos obtener.

En medio de ese mundo frío y deshumanizado, cada vez, me siento más extraña, como si fuera de otro mundo o viva una época que no me corresponde.

Si se busca pareja, se busca para no quedarte solo, para tener hijos, para subir tu clase social, para aumentar tu economía, para cambiar de país, por tener sexo más seguro, pero rara vez, muy rara, por amor. Luego todos esos fines, se les llama amor, pero todos sabemos que no lo son. Nuestro corazón no late por la persona que tenemos al lado, sino que late por lo que nos puede aportar, por el fin que buscamos, y no por él o ella en sí mismos. Esto me causa una pena profunda y absoluta, pues no creo que haya peor cárcel que la de una relación donde se confunde la palabra amor con necesidad, ni mayor soledad que la de estar acompañado y sentirte desolado porque realmente estás sólo.

No entiendo cuándo el mundo de los sentimientos se paró, y pasamos todos a ser autómatas, no sé cuándo dejamos de tender la mano si no había un beneficio detrás, no sé cuándo dejamos la amistad de lado para utilizar a todos como herramientas o vehículos para lo que realmente queremos, no sé cuándo en vez de conseguir logros por esfuerzo o trabajo, se empezaron a conseguir pisando cuellos o utilizando los sentimientos de alguien, pero la cosa, es que en algún momento el mundo cambió su giro y va en sentido contrario al que debería caminar.

Dónde quedaron esos amores tan apasionados que hacían vibrar por los cuales se luchaba y se vivía, dónde quedó la feminidad de las mujeres, la palabra de un hombre o el despertar en el alma de un sentimiento puro. Cuándo se apeó el alma del cuerpo y se introdujo una máquina, fría, cruel, que a veces echa chispas pero de rabia, no de pasión.

Aunque uno de mis autores preferidos es Shakespeare, no estoy de acuerdo tampoco con los amores que matan, con depender excesivamente de alguien porque debes vivir y ser por ti mismo, y sólo así, tendrás un amor de igual a igual y sincero, no una dependencia destructiva y catastrófica como él narra en algunas de sus historias, pero si me dan a elegir entre los amores sobre los que escribía Shakespeare y lo que hoy vivimos, indiscutiblemente elegiría esos romances cargados de romanticismo, pues lo de hoy me resulta abrumador, carente de vida, de pálpito, de alegría y de ternura.

Hoy casi nadie llora, y quien lo hace, lo hace en solitario, casi nadie ríe, y esto ni en solitario siquiera, casi nadie entiende la palabra amar aunque se utiliza de forma constante y carente de todo significado, nos inculcan amarnos a nosotros mismos, pero nadie inculca amar al prójimo, nos inculcan el hacernos respetar, pero nadie inculca el respeto hacia los demás, nos inculcan el competir por todo, sin importar cómo, sólo debes ser el mejor, nos inculcan que las personas que no se consideran jóvenes en esta sociedad son como una lacra para la misma, pero nadie habla de la experiencia que pueden aportar.

Tenemos e-mail, twiter, whatsapp, facebook, y un sin fin de páginas para tener contactos, sin embargo, le negamos el saludo al que está al lado y, en la mayoría de casos, nadie escribe un pequeño mensaje a aquella persona que dice amar, para darle los buenos días, para preguntarle cómo va su día, para decirle que la/lo quieres, sin embargo, inmediatamente cuando hay problemas, nos dedicamos a escribir mails insultantes, carentes de sentido, de humanidad, y cargado de demasiadas palabras mal sonantes, porque ni siquiera nos paramos a entender al otro, ellos nos tienen que entender siempre a nosotros, no importa cómo sean ellos o lo que sientan, lo que importa es cómo somos nosotros, y así, a veces, las relaciones se basan en luchas de poderes en vez de uniones para ser más fuertes, porque sólo el amor, la empatía, la unión nos hace más fuerte, la individualidad, te hace débil, te hace desgraciado, y de qué sirve «ganar» al otro, o tener razón, ¿no es mejor estar tranquilo?.. se pide siempre que ceda el otro, porque nosotros no tenemos nunca porqué ceder.

No sé si vivo en un mundo de locos, o la loca soy yo, pero sé que ésta no es mi época, tengo demasiado corazón para ella. A veces lloro, y mucho, otras estoy feliz, pero vivo, siento, amo, disfruto y sufro con todo el corazón, no veo a los demás como un objetivo para conseguir o paliar mis necesidades, ni piso cuellos para conseguir lo que quiero, no suelo mentir. Tengo mis defectos y por supuesto, a veces para mi es más importante que me den la razón que estar tranquila, pero en todo caso, mis defectos a veces son fruto de tanta injusticia que se da cuando eres sincera, amorosa, tienes alma, y te patean una y otra vez, y al final, aunque no te guste, acabas sacando las garras, pues la pasión se demuestra de muchas maneras, y no siempre es positiva.

En todo caso, no sé si el mundo gira al contrario, o soy yo la que voy en contra dirección, no sé si el mundo está loco o lo estoy yo, no sé si hay personas como yo, o soy una extraterrestre en este planeta, sólo sé que sea como sea, no quiero ser una computadora, prefiero sufrir y latir, sentirme incomprendida o fuera de lugar, pero a fin de cuentas, vivir cada día con la satisfacción de que he hecho algo por alguien, y no sólo por mí misma, y con la alegría de que cuando amo, saber que amo al ser que tengo al lado y no a lo que me pueda aportar.

3 respuestas to “Yo lato, no maquino”

  1. Mi corona está en el corazón, no en mi cabeza.
    William Shakespeare

  2. Sergi Says:

    Verdad que está en el corazón, pero tienes otras coronas. Estas muy bonita con el pelo negro.

  3. Gracias.

Deja un comentario